El judo es un deporte de alto impacto que requiere agilidad, equilibrio, fuerza estática y explosiva, así como un buen estado cardiovascular para ser practicado correctamente. Los golpes aplicados por los atletas que practican este deporte son muy complejos y suelen implicar más de una articulación y varios grupos musculares, lo que los hace más susceptibles de sufrir lesiones musculoesqueléticas. La elevada tasa de lesiones observada en esta población motivó la realización de un estudio experimental descriptivo, con un enfoque exploratorio, para ver qué tipos de lesiones eran más frecuentes en el judo. Una de las articulaciones más vulnerables es la articulación glenohumeral, que, sin embargo, es una articulación muy inestable, que actúa a través de la interacción de 4 articulaciones: la articulación glenohumeral, la articulación acromioclavicular, la articulación esternoclavicular y la articulación escapulotorácica, permitiendo así una amplia amplitud de movimientos que, en la práctica del judo, se ve sometida a grandes impactos, fuerzas estáticas y uso repetitivo, contribuyendo así a la aparición de lesiones y dolores en la región de la cintura escapular.