Me hace verdadera ilusión el poder acabar esta orbita de los evangelios de Domingos y Festivos con el ciclo C. Además de un itinerario litúrgico, es un verdadero itinerario de fe. Los evangelios son el corazón de la Biblia y ésta, en palabras del Papa Benedicto, es como un jardín de bellas flores y de frutos exquisitos. El que entra en este jardín puede pasear con el mismo Dios que baja del cielo a pasear con nosotros ¿a la brisa de la tarde¿. (Gn.3,8). La brisa de la tarde es la hora del amor primero, la hora del amor apasionado y cargado de ilusión, la hora de la entrega total, cuando Dios llena, hasta rebosar, este pequeño, pobre y menesteroso corazón humano. Es la hora de decir: ¿Sea el Señor tu delicia y Él te dará todo lo que tu corazón pide¿ (Salmo 36,4). Si a través de estos tres ciclos he conseguido caminar a tu lado y mostrarte un poquito las maravillas que Dios tiene reservadas para aquellos que escuchan su Palabra, me sentiré muy satisfecho. ¿Ningún otro libro ha recogido la sonoridad de la voz de Dios, el preciso acento y el ritmo viviente de su corazón¿ (Charlier).